El panadero se convirtió en un brujo que podía hacer que los panes volaran e hicieran lo que él quisieran. Por aquel entonces, le llamaron "el brujo del pan".
Ese conejito pequeño se atrevió a ir a buscar al conejo sabio. Buscó y buscó hasta que lo encontró. Le pidió que intentara ayudarle con el brujo del pan. Juntos fueron a su guarida malvada y ahí lo vencieron y todos vivieron felices y comieron perdices.
FIN
FIN
Espero que convencieran al brujo del pan de que los conejos son buenos y que siguiera haciendo pan volador. Así los conejos podrían montarse en los panes e irse volando a dar una vuelta. Un besazo
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